lunes, 15 de abril de 2013

CRÓNICA, 20 DE JULIO

Una religiosidad muy prospera...


Son las 7 am y aun ni siquiera me he levantado de la cama, tener que ir un domingo a una iglesia no suena nada deseable, estoy lejos del recinto al cual debo ir,  por lo que rápidamente me baño, me visto y pretendo salir hasta el portal de la 80 en donde pueda tomar un transmilenio que me lleve al "20 de julio". Pero justo cuando voy de salida mi papá decide preocuparse por mi y llevarme hasta el lugar, el inconveniente es que ya son mas de las 8 y debo esperar a que se arregle para salir. Ya son las 8 y 20 y por fin salimos de la casa, el va realmente rápido y el ruido de los automóviles de Bogotá extrañamente no es tan alto como es habitual, de igual forma sigue siendo una ciudad estresante y mi preocupación por llegar tarde se nota en las respuestas que le doy a mi padre cuando me pregunta cualquier cosa que parece no tener importancia para mi hoy.

Mientras estamos en camino intento escarbar mis recuerdos acerca del 20 de julio, pero lo único que logro conseguir es a mi papá diciendo: "Nosotros antes íbamos mucho allá  pero una vez me robaron y nunca volvimos".

Por fin llego al punto de encuentro, recibo las indicaciones del profesor y junto a 3 compañeras empiezo el recorrido comercial hacia la iglesia del 20 de julio. Inmediatamente llegamos a este sector, los sonidos de personas ofreciendo todo tipo de cosas inicia, que la ropa interior, que los zapatos para el niño, que lleve el jean levanta cola a 10.000 pesos, que mire que esta barato para la señorita los zapatos de moda, que todo es negociable que no haga esa cara niña...



Vamos avanzando y observamos cosas que en el día a día parecen insólitas  desde un señor enorme con una barriga mas grande que mi compañera probándose una camisa en la mitad del lugar hasta monjas mirando que llevar. Los rayos del sol y la aglomeración de gente me tiene con la cara totalmente roja y un calor que no parece de esta ciudad usualmente tan fría.

Los  sonidos de los pájaros se disipan entre los gritos de los comerciantes y los sollozos de un bebe que aun sin saber el motivo de su llanto me da algo de preocupación, y su cara llena de lagrimas y mocos pidiéndole algo a la que presumo es su mamá me causa bastante gracia.

Son alrededor de las 10:20 am y vamos casi por la mitad del camino del comercio, ahora los gritos de quienes pretenden  vender sus productos se han reducido al sonido de: "chupemos guaro al piso parceros que así es que uno se entretiene, después nos vamos pa' donde las putas, pa' donde las putas patas compita nos lleven" y el señor que ofrece los CDs piratas de toda la música norteña jamas vista o imaginada por mi.

Ni siquiera los deportes se quedan fuera de este festín de consumismo junto a un recinto religioso, cada vez nos aproximamos mas a la popular iglesia y veo un puesto en el que hay camisetas de los principales equipos del país y una cantidad enorme de camisas "engalanando" el tricolor; el sonido que acompaña esta nueva locación además de los corridos que aun desde aquí se escuchan, es el de un joven negociando con el comerciante de todo lo deportivo "pero déjemela en 10.000, déjeme para el bus" — "no mono, no alcanzo, 12.000 es lo mínimo".

Por fin, después de dos cuadras que parecieron diez, veo la iglesia, el sol continua dando con toda su fuerza y empieza el comercio religioso, en los distintos puestos hay desde escapularios, llaveros, cuadros, imágenes  crucifijos hasta relojes con elementos referentes a la religión católica. En este lugar las personas no hacen tanto revuelto como en el resto del camino comercial, pero es impresionante la manera de vender en su silencio, no necesitan emitir  ni un solo grito como sus colegas para que la gente se aglomere alrededor de sus productos.


Y arribo a la plazoleta, no hace falta llevar mucho tiempo aquí para escuchar las personas en el piso mendigando, los sonidos de las monedas moviéndose a gran velocidad dentro de sus vasos, se me hace casi imposible enfocarme en el algo ajeno a esto. Esta el mickey mouse tomándose fotos con el niño, pero de repente algo exalta a la señora que esta en el piso y mi atención como la de quienes me rodean se dispersa, intento observar ahora la gran cantidad de librerías religiosas que hay en la manzana pero una vez mas la distracción esta en un mendigo, esta vez encarnado en un pequeño niño junto a una señora. Personas en el piso con sombrillas, otras en pie pidiendo por todo el lugar, otras descansando y todo tipo de modalidades reunidas.

Hay una mujer en especial que mereció varios minutos de mi tiempo, es una señora de aproximadamente 35 años, esta sentada junto a un anden y tiene una extraña  enfermedad que nunca había visto, ya que sus piernas están absolutamente hinchadas; no logro comprender su condición  solo observo con disimulo mientras ella continua su labor de cada domingo presumo, mueve con gran agilidad el vaso que aun habiendo mirado por un buen rato no se llena ni se acerca.

El pasaje comercial se ha quedado pequeño en aglomeraciones al compararlo a este lugar, junto a la carpa las personas atienden a la oración con una devoción notable, en cierto punto levantan sus manos y algunos objetos para ser bendecidos por el sacerdote.

Hay tantas cosas que están ocurriendo aquí y todo en un mismo instante, el sonar de las monedas que parece nunca detenerse, los niños riendo montados en la llama  el niño que llora porque le tomen la foto con Mickey Mouse pero su mamá se niega, las sombrillas que por el viento dan la vuelta, todo ocurre a la vez y aun sin siquiera haber visto que ocurre en el interior de la catedral.

Algo que valoro en este momento a pesar del calor y la elevada cantidad de personas, es el hecho de no escuchar el bullicio habitual al que esta ciudad me esta acostumbrando, el sonar de los pitos, la manera en que paran los buses, la llegada y salida de un transmilenio, por un momento eso siente relativamente lejano; además de que todo lo que ocurre aquí en este preciso instante no me deja tiempo para pensar en nada mas.

La identidad del país nunca se pierde, nunca queda en segundo plano, incluso aquí veo a un señor con un sombrero vueltiao, este hombre aunque un poco distraído y con apariencia bastante agradable junto a su familia celebra el primer domingo después de semana santa, la pascua de resurrección y aun es reciente y el renacer que predican los feligreses.

Alrededor de la plaza hay varias droguerías y librerías  por supuesto las ventas que predominan en los diferentes negocios también hacen alusión a la religión, ningún rincón de lugar se escapa de este enorme consumismo y de hacer un negocio la fe y el credo de las personas -quienes lo permiten sin refutar, incluso tal vez lo disfrutan, haciendo juicios morales en que calman su sed de obras buenas llenando sus hogares de "Dios".

Decido sentarme en el piso junto a la catedral a descansar un momento, junto a mi hay una mujer que vende pequeños libros con oraciones y solo se limita a observarme un par de segundos y seguir su labor, parece que ella tampoco tiene tiempo para perder, no se puede dar el lujo de perder clientes habiendo tanta competencia a su alrededor. Mientras estoy allí sentada observo que se acerca un señor de la defensa civil, después el hombre se acerca mas y con mi poca capacidad visual noto que no es la defensa civil, es el profesor Carlos Lopez con un saco anaranjado que de lejos da otra imagen, éste da las indicaciones propias a la parte de atrás de la catedral.

Parece que todos mis compañeros ya conocieron cabalmente el interior de la catedral mientras yo -ingenuamente- espero que se desocupe un poco, finalmente ingreso y las personas no se inmutan con ser observadas, en sus rostros se nota el deseo porque su Dios tenga compasión a sus plegarias o reciba sus agradecimientos. Absolutamente ninguna edad se queda fuera de este "regocijo espiritual", hay desde pequeños bebes en brazos, niños distraídos  jóvenes medianamente interesados, hombres y mujeres en edad media y personas de edades bastante altas.

Tras observar la iglesia y el ritual que aquí ocurre, procedo a ir a la parte posterior en donde hay un pequeño santuario dedicado al divino niño, lo primero que me llama la atención son los objetos electrónicos que acompañan la divinidad, después de esto observo las personas que se encuentran en una actitud un poco mas tranquila de la que había en la iglesia hace un par de minutos. Casi todos los creyentes en este lugar tienen unos pequeños libros de novenas al divino niño, hay mujeres arrodilladas y un hombre muy cerca al altar orando a alta voz, un bullicio que ya empezaba a extrañar con la pasividad de esta nueva locación religiosa.

Ya son mas de las 11 y luego de observar detenidamente  todo lo que pasa en el pequeño lugar, y observar la enorme frase que dice "Yo reinare", salgo de allí, observo el restaurante "Venerable María Margarita" y veo algo similar a una fuente, la actitud aquí difiere a todo lo que he visto en el resto del día  no hay mendigos haciendo sonar un par de monedas, ni discursos religiosos a alta voz, ni comerciantes gritando, solo siento el sol en todo su fulgor y la pasividad de las personas que me rodean que en esta ocasión están mas en una actitud turística a mi parecer.

Decido observar con mas cautela este lugar y de una vez aprovechar la tranquilidad que aquí hay, entonces veo los cuadros que ambientan esta zona y uno de ellos me hace caer en cuenta de la importancia política y social que el recinto religioso en el que estoy ha tenido para la ciudad y el país, ya que en 1956 el general Rojas Pinilla visita la plazoleta y la imagen que lo corrobora, aunque en blanco y negro acompaña el texto.

Todo es un negocio en el "20 de julio", para entrar al baño debo pagar 600 pesos sin oportunidad de recibir una mirada o sonrisa amable de quien me indica el baño al cual entrar y recibe el dinero.

Ya que no conozco en lo mas mínimo el lugar, aprovecho  y bajo una cuadra en la que hay muchas imágenes alusivas a la política con las carpas de Bogotá humana, referente al mandato de Gustavo Petro, y otros carteles que hablan de la personería distrital.

Llegando a las 12 del día, doy por terminada complacida mi ruta, lo mas llamativo de todo lo vivido en el día  sin duda fue el sinfín de sonidos que pude percibir en cada una de las zonas que recorrí, vi todo tipo de clases sociales, de edades, de colores de piel y aunque distante a esta religión que hoy observe tan detalladamente, con una sonrisa veo que tradiciones como estas perduran a pesar del pasar de los años y llenan de esperanza los corazones de quienes por fe, convicción  negocio o la razón que sea visitan este monumental acontecimiento religioso.








viernes, 5 de abril de 2013

Noticia: Olfato

El día miércoles en el municipio de Funza, las autoridades recibieron informes acerca de que en una de las principales panaderías de la localidad se estaba aplicando "grasa de muerto" al momento de elaborar el pan, según las palabras de los mismos habitantes este es un rumor que recorrió toda la sabana bogotana hace ya varias semanas. Se llevo a cabo una investigación pertinente y se comprobo el hecho, ahora se espera el respectivo juicio en el cual se decida el futuro de los panaderos y dueños del negocio. Lo mas llamativo de este suceso, es que la razón por la cual las personas notaron algo extraño en el pan fue por el olor, si no fuese por este delicado sentido tal vez aun no se sabría la verdad y miles de "guapucheros" (como se les llama a los oriundos del municipio) semana tras semana continuarían alimentandose con este peligroso y repugnante producto.

Verso: Gusto

Irónico, es que hoy el sabor de tus labios no sepan a nada,
gracioso, es que tanta palabreria se haya quedado en el pasado,
triste, es ver que lo que decías sentir no haya sido mas que una bobada, 
reconfortante, es que del gusto que sentía con solo rozar tu boca, quede el recuerdo que eso amado.

Acrostico, tacto

Tantos besos, tantas caricias, tanta piel y tan poco
Amor. Es tan fácil desearse y sentirse en lo vanal, pero tan difícil
Conocerte y entenderte, ver que hay mas allá de ese sentir de la piel, se me ha vuelto
Tan complicado desearte en lo complejo sin las ataduras de lo físico
Odisea de amor yo le digo, pero es un cumplido, no es amor, esto no es amor. Esto se nos ha quedado en el placer y lo sabes.

Crónica: la vista.

Eso era en verdad felicidad.

7 de junio, 2 de la tarde 2002, Andrés llega a casa de Juliana, luce perfecto como de costumbre, pero algo oculta tras ese rostro sonriente, no es necesario que diga nada para percibirlo, Juliana  lo nota pero prefiere callar, Andrés la besa y la observa de arriba a bajo, la desnuda con esa mirada que esconde tantas lágrimas, tantas sonrisas y tantos besos.

3 de agosto, la relación ha logrado sobrevivir en contra de las adversidades y los silencios que demuestran carencias que ninguno de los dos se ha atrevido a descubrir por el simple medio de perder a quien se ha convertido en el todo. A través de los ojos se encuentran, se aman, se ven perfectos en su imperfección.

19 de diciembre, 7 meses juntos, son felices mas de lo que habían sido nunca, tienen una conexión que el resto del mundo parece no entender, juzga su irrealidad, la gente juzga sus formas de encontrarse y estar en plenitud, Juliana nunca había sentido algo medianamente similar a lo que siente cuando esta en la simple presencia de Andrés, mientras el en el pasado había tenido historias de amor dice que esta es especial.

27 de enero, 2003, algo ocurre, Juliana busca y busca pero no encuentra a aquel Andres que hace un par de meses con la simple mirada la hacia feliz, 
¿que ocurre?¿hice algo?¿estas bien?- pregunta afligida la joven
Andrés se limita a responder con palabras tan vacías, superficiales y decepcionantes que en los ojos de aquella que lo ama solo ve esa tristeza de esa fragilidad perturbada por la ausencia de ese ser amado.
-No pasa nada, el problema no es tuyo, el asunto es mio.

14 de febrero, 2003, ¿cuánto duro el amor? eso ya no importa, quedaran para siempre marcados los recuerdos de una pareja que sin necesidad de tocarse, besarse, eran felices y plenos, ¿cuantos pueden darse el lujo de hablar de algo así? tan superior y  especial a todo, tan raro, tan perfecto, aquello que ellos tenían era en verdad felicidad.


CUENTO PRIMER BESO




En Puerto Escondido, Córdoba el vallenato y la música alegre abunda por donde se mire, a pesar de la pobreza de muchos de quienes viven allí, las sonrisas predominan en el lugar. En una pequeña casa humilde y muy sencilla vive Martin, tan solo tiene 15 años y aunque las preocupaciones del dinero, la comida, su hogar siempre le han atañido vive feliz y pleno pescando, jugando, ahorrando para comprar un acordeón de segunda mano donde “Doña Concha” y mirando a Julita, esa era su actividad favorita.

Julita es una niña un poco diferente a las otras, aunque no tiene su piel morena como la mayoría de sus amigos, su acento la hace más costeña que nadie. Ella tiene 13 años y aunque vive en las mismas condiciones de Martin, es igualmente feliz y es que desde hace meses hay un aura especial cuando está cerca de él, unas miradas que solo ellos entienden, miradas que culminan con versos escondidos que solo tienen sentido en la alegría de sus voces. No importa que sean un par de niños, no importa que se conozcan de toda la vida y solo hasta este año haya ese sentimiento que nadie puede describir, ahora son más felices que nunca y eso es mucho decir.

Todos los años en Puerto Escondido celebran el Festival del Bullerengue, la cual es la excusa perfecta para dejar atrás la rutina y gozar entre el bullicio. Hoy Julita y Martin decidieron no estar con todos sus amigos, tal vez planean algo o tal vez solo quieren mirarse de aquella manera especial que ya es costumbre. Se encuentran cerca a sus casas, se toman de las manos, caminan juntos un par de cuadras hasta que Martin la detiene, la observa y de repente le da un beso, un beso de niños pero lleno de risillas de felicidad y de un sentimiento puro. De seguro era el primer beso para los dos, pero ha sido perfecto. Es imposible saber que va a pasar ahora, solo toman sus manos de nuevo, siguen caminando hacia el festival y en sus miradas hay un brillo que hasta los más simples de sus amigos notaran.